miércoles, 16 de mayo de 2012

Un parque de niños

Una historia pasó con el viento cuando los niños jugaban en la tierra... a veces sentí el agua de la fuente en mis ojos. 
No negaré lo difícil que fue ver brotar los árboles en el parque, pero más allá de niños en el columpio la sinceridad se hizo presente y vimos florecer cariño, e iluminar el sol los sentimientos. 
Hay veces que conoces el lugar, pero necesitas volver a visitarlo, dar cuenta por tus ojos y oídos lo que los zorzales cantan en el silencio; fue hermoso, aunque mis vestimentas se volvieron de rojo, sentí que comprendías el sentido de mis manos, que más allá de incertidumbres, cada palabra y gesto valía la pena.
Ellos aún corrían, sin embargo un sabor a chocolate nos hizo compartir y caer en remolinos que sonreían... nuestras propias ramas fueron abrazo, el calor sinceridad, una mirada hojas de vida. Obnubilación instantánea, partículas del silencio, expresaban reflexiones que por tanto tiempo se guardaron en mi bolsillo, necesité volver a sentir la amistad que nos unía, sentí el desahogo tan tuyo como mio.

Que el viento no olvide la transparencia, que el aire te transporte a lo vivido, que el parque guarde los recuerdos que de años compartimos. Que ojalá no olvides la verdad que plasmaron los sentidos y que en un viaje de regreso al mundo, un café siga uniendo siempre a estos dos grandes amigos.